Sobre la mezcla de nutrientes

Belén Gil

Érase una vez un Gran Magufo, que se levantó un buen día dispuesto a crear un imperio económico. Lo más fácil y rápido era hacerse pasar por médico y soltar una «pequeña bomba informativa»: por Real Decreto, desde hoy no se pueden mezclar hidratos de carbono y proteínas, bajo pena de retortijones brutales, por fermentación de la carne que llega sin digerir al intestino.

Cientos de miles de pebleyos, ávidos de mentiras, se lo creyeron a pies juntillas…y el Gran Magufo empezó a amasar su enorme fortuna.

FIN

¿Suena a fábula? Pues es real como la vida misma…y triste, muy triste, que nos la metan doblada con temas tan importantes.

Obviamente, esto es una Leyenda con mayúsculas, sin base científica alguna…

Todos los alimentos, a excepción del aceite de oliva que se compone al 100% de grasas, son una mezcla de tres macronutrientes: grasas, hidratos de carbono y proteínas. Dicho esto, queda derribado el mito.

¿Qué dice el Gran Magufo? Que no podemos mezclar carne (por su alto contenido en proteínas), con patatas (por la cantidad de carbohidratos que contienen). ¿Qué pasa si los mezclo, Gran Magufo? Que tu estomágo no digerirá las proteínas, ya que estas necesitan un medio ácido para su digestión, y el estómago prioriza la digestión de los carbohidratos en un medio alcalino. 

Toma castaña!

Obviamente, este señor, conocimientos de bioquimíca, los justitos, por no decir ninguno…

Desmontando la Leyenda

Vamos a dejarnos de chorradas de ambientes ácidos o alcalinos en el estómago. Los alimentos se descomponen en el estómago por la acción de los ácidos gástricos y de las enzimas digestivas.

Según la teoría de la Dieta disociada, al mezclar carne con hidratos de carbono, en el estómago solo se digieren estos últimos, y la carne llega al intestino sin digerir, ya que nuestro querido órgano digestivo da prioridad a los alimentos que se descomponen en ambientes alcalinos (manda huevos…). La carne hay que consumirla con verduras, para que esto no suceda. Afirmar algo así, es una gilipollez de tal magnitud, que clama al Cielo:

  • En primer lugar, si hay algo que nuestro estómago no descompone, es la fibra de las verduras, que al contener celulosa, llega tal cual a nuestro intestino. Las bacterias allí presentes, mediante la tan temida fermentación a la cual hace referencia este mito, las descomponen y alimentan a nuestra microbiota intestinal.
  • Conclusión: la fermentación de las verduras en el intestino, no solo es beneficiosa, es necesaria.
  • Un buen filete, de carne o de pescado, no va a llegar nunca a nuestro intestino sin descomponer: los jugos gástricos de nuestro estómago y las enzimas digestivas (proteasas) se van a encargar de descomponerlo INDEPENDIENTEMENTE de con qué lo combinemos. Recordemos que la carne, el pescado o el huevo, en su composición, contienen carbohidratos, además de proteínas y grasas…
    • Conclusión:  No dejes de comer un buen marmitako y disfruta sucando pan!
  • El estómago secreta ácidos gástricos, sea cual sea el nutriente principal del alimento que estamos consumiendo. Lo del ambiente ácido o alcalino de este órgano es totalmente oportunista: cuando consumimos proteínas, el pH estomacal se torna más ácido, por la unión de iones hidrógeno, activando de esta forma una serie de secreciones necesarias para una correcta digestión. Con lo cual, es verdad que el ambiente puede ser más o menos ácido, pero esto no va afectar a la correcta digestión de los alimentos. Precisamente son los carbohidratos, los que pasan al intestino delgado sin completar su digestión: el ambiente ácido del estomago inhibe la actividad de la enzima amilasa, que ya ha sido secretada en la boca, necesaria para descomponerlos en monosacáridos. Pero que no cunda el pánico, en el intestino delgado se completa este proceso. Como veis, todo lo contrario a lo que afirma la teoría de disociar alimentos. Esto es lo que suele ocurrir, cuando se oyen campanas…y no se tiene ni idea de que se habla.
    • Conclusión: Mastica bien! El pH del estómago tiene variaciones, siendo más ácido o más básico, que no interfieren en la buena descomposición de los alimentos.

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