Lara Gil Iglesias
Quinoa, Kale, semillas de chía, bayas de goji, espirulina…parece que esté hablando en otro idioma, pero no, son los nombres de algunos de los llamados “superalimentos”. Según el Consejo Europeo de Información Alimentaria (EUFIC) no existe definición oficial para este término pero es usado con fines comerciales para describir alimentos ricos en nutrientes y considerados especialmente beneficiosos para la salud.
Se les otorga poderes curativos, adelgazantes, antibacterianos, antioxidantes o anticancerígenos, pero ¿Qué hay de verdad en esto?
Pues bien, sin negar que determinados alimentos pueden tener una composición nutricional interesante, las propiedades milagrosas que se les atribuye no están basadas en estudios científicos. Por tanto, adjudicar estas características a un único o a unos pocos alimentos puede llevar a desplazar otros o incluso a menospreciar la importancia de una alimentación equilibrada y saludable.
Grabároslo a fuego ¡NO existen alimentos MÁGICOS!
Sin embargo, infinidad de estudios demuestran que una dieta rica en alimentos de origen vegetal como frutas y hortalizas ayuda a reducir el riesgo de diversas enfermedades crónicas como obesidad, diabetes tipo II, enfermedades cardiovasculares, cáncer o estreñimiento. El Grupo de Revisión, Estudio y Posicionamiento de la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas (GREP-AEDN) afirma que su mayor consumo se ha asociado a un menor riesgo de morbilidad y mortalidad.
Además no se debe olvidar que este efecto protector se deba al bajo contenido en azúcares simples, grasas saturadas y sodio.
La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) afirma que existen alimentos cuyos nutrientes son adecuados para la salud de las personas: frutas, verduras, alimentos basados en cereales integrales, huevos, pescados, carnes, frutos secos, especias… Debiendo dejar a un lado la bollería, embutidos grasos, bebidas azucaradas y productos procesados.
Por tanto, queda claro que la salud de una persona no depende solo de un único alimento, sino de un conjunto de hábitos saludables en el que una dieta equilibrada y saludable juega un papel fundamental.