Belén Gil
Todos tenemos vida social: salimos a tomar algo, comemos fuera de casa, tenemos celebraciones con amigos o familia…vivimos en un país que celebra en torno a una mesa. ¿Qué escogemos cuando salimos a comer fuera? Uno de nuestros lemas es que «siempre, siempre…existe una opción sana», sólo es cuestión de querer escogerla.
Partimos de la base de que toda ingesta equilibrada, debe contener una parte de hidratos de carbono, otra de proteínas y una tercera de grasas saludables, entre ellas, no más de un 10% saturadas. Cuando comemos fuera, no solemos optar por un plato único: hacemos aperitivo, primer plato, segundo plato, postre y café…porque ya que celebramos, ¡celebramos a lo grande! No nos vamos a poner por menos…
Vale, vamos por partes: a cada paso, sus opciones saludables.
Aperitivos
- Berberechos al natural
- Aceitunas con hueso (lo menos procesadas posible)
- Mejillones al natural
- Pulpo
- Frutos secos sin tostar ni salar (y con moderación)
Primer plato
- Ensalada variada, sin aliñar ( nosotros aliñamos y controlamos cantidades de aceite).
- Parrillada de verduras.
- Escalibada.
- Wok de verduras.
- Cremas de verduras.
- Gazpacho.
Segundo plato
- Pescados a la plancha o al horno, con guarnición vegetal (las patatas fritas NO).
- Carnes a la plancha/brasa, preferiblemente sin piel, y retirando las partes grasas.
- Pastas integrales (ya empiezan a estar como «opción» -cuando deberían ser LA OPCIÓN- en la mayoría de sitios) con tomate y carne magra o pescado/marisco, evitando las salsas con cremas de leche y/o queso.
- Arroces con verduras o marisco.
- Pizza de verduras y sin cantidades exageradas de queso. Si lleva un huevo, mejor. (En la mayoría de sitios podemos «customizar» las pizzas a nuestro gusto).
Postres
- Helados (en cantidad MODERADA), y si son sorbetes, mejor. Traducción: una bola de helado, es más que suficiente. Sabemos que ir a un restaurante, y no pedir postre es un sacrilegio para algunos…en este caso, el helado es la mejor opción, frente a tartas, pasteles o postres mucho más calóricos.
- Frutas naturales.
- Yogurt.
Y os preguntaréis ¿podemos comer pan? Hombre…una rebanadita, se puede comer, liarte con el pan con aceite y sal, mientras te traen el primer o segundo plato, pues mejor que no. Además, no nos vamos a engañar, el pan que solemos encontrar no es el de la mejor calidad, por norma general. Si encima el segundo es pasta o arroz, pues el pan casi sobra…
Llegamos al momento de los cafés: sí, un café se puede tomar. Una infusión digestiva, también. UN CHUPITO DIGESTIVO…NO. Rotundo. El alcohol no ayuda a «bajar» los alimentos, ni es digestivo, ni carminativo ni nada que se le parezca. Es uno de los mitos más absurdos que existen, y no justifica de ninguna manera el consumo de alcohol. Vino con moderación en la comida, bueno…lo dicho, con moderación. Beneficios cero, no os engañéis: los antioxidantes que pueda contener, los podéis sacar de la fruta del postre. Como «costumbre social», un día a la semana, una copa de vino de calidad, se puede contemplar dentro de la dieta. Pero no seremos nosotras las que recomendemos el consumo de alcohol…a diario, como se lee en alguna que otra pirámide desfasada.
Como habréis visto, opciones hay. ¿Que no os parecen las más atractivas?, es cuestión de gustos. Son las más saludables: entre unos macarrones a la carbonara con beicon, cargados de grasas, y una dorada al horno con tomate, cebolla y unas rodajas de patata, nos quedamos con lo segundo, ¿no? 😉
¡Aprendamos a disfrutar comiendo! Unos buenos hábitos se consolidan en dos o tres meses ¿empezamos hoy?.