Alimentación para la enfermedad de Crohn

Lara Gil Iglesias

No se ha demostrado científicamente que alguna dieta específica mejore o empeore los síntomas de la enfermedad de Crohn, por lo que a priori no se debe dejar de consumir ningún alimento. Los problemas que puede desencadenar un cierto alimento pueden variar de una persona a otra.

Para ayudar a aliviar los síntomas se recomienda:

  • Tener una dieta lo más variada posible, dedicando especial atención a la ingesta adecuada de proteínas, hierro, calcio y potasio.
  • Hacer ingestas de poco volumen y espaciadas en el tiempo para facilitar la digestión. Se aconseja realizar una ingesta cada 3h aproximadamente con un total de 5-6 comidas al día.
  • Tener una correcta hidratación (consuma frecuentemente cantidades pequeñas a lo largo del día). Beber dos litros diarios en forma de agua, infusiones o caldos.
  • Cocinar con diferentes preparaciones culinarias (plancha, horno, vapor, microondas, baño maría, cocción, papillote, parrilla, hervido, brasa) evitando los fritos, rebozados y empanados.
  • El aporte de proteínas debe ser más alto de lo normal, puesto que suelen presentarse deficiencias nutricionales y minerales.
  • Vigilar posibles intolerancias a lactosa y gluten.
  • Evitar situaciones de estrés o nerviosismo será satisfactorio, puesto que el sistema nervioso está íntimamente conectado al funcionamiento del organismo.

Potenciar los siguientes alimentos:

  • Pescado blanco y carnes blancas (incluida la carne magra de cerdo).
  • Alimentos ricos en omega-3 tipo EPA: pescado azul.
  • Alimentos ricos en betacarotenos: papaya, mango, zanahoria, calabaza.
  • Germen de trigo y aguacate por su aporte en vitamina E, C, selenio y zinc.
  • Aceite de oliva virgen extra.
  • Bacterias lácticas: yogur (en el caso de tolerar los lácteos) o probióticos (en forma de complementos)
  • Alimentos que aporten quercetina: cebolla, manzana, col lombarda, brócoli.

Evitar los siguientes:

  • Embutidos y carnes grasas (pato, chuletas de cordero).
  • Alcohol, café y picantes.
  • Mantequilla, nata y lácteos enteros o curados.
  • Chocolate
  • Alimentos flatulentos como col, coliflor, cereales integrales, bebidas con gas, legumbres con piel.
  • Alimentos con sorbitol como caramelos, chicles, bebidas light o zero.

Durante un brote de la enfermedad y con la aparición de los síntomas hay que modificar la alimentación en función de las molestias que sufra cada persona. La alimentación durante esta etapa debe ser hipercalórica (alta en calorías), hipolipídica (muy baja en grasas), hiperproteica (alta en proteínas), hidratante, con un bajo contenido en fibra y de fácil digestión.

Foto de  Monstruo Estudio en Unsplash

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