Belén Gil
Cuando pensamos en plátano, nos viene a la mente el sabor dulce de esta fruta…pero en esta receta usaremos una variedad de plátano diferente, con un sabor más cerca de un tubérculo, que de una fruta: el plátano macho.
Su sabor menos dulce, es debido a la falta de hidratos de carbono simples ( azúcares). Sin embargo, contiene una cantidad considerable de hidratos de carbono complejos, en forma de almidón, los cuales impiden que esta variedad se pueda consumir cruda. Y es precisamente este almidón, el que le confiere propiedades prebióticas muy saludables para cuidar de nuestra microbiota intestinal. El almidón del plátano macho es del tipo no asimilable por nuestro organismo: es el llamado almidón resistente, que actúa como fibra soluble en nuestro intestino.
Al cocinarlo, perderá sus vitaminas del grupo B, pero conservará la función prebiótica que tanto nos interesa.
Ingredientes (para 4 personas)
- 2 plátanos machos
- aceite de oliva vírgen extra
- sal Maldon
Preparación
Pelamos los plátanos, y los cortamos a rodajas muy finas.
Ponemos en una sartén antiadherente unas gotas de aceite de oliva virgen extra, y lo calentamos (evitando SIEMPRE que el aceite humee) y vamos añadiendo las rodajas de plátano. Las dejamos un par de minutos a fuego lento, y les damos la vuelta, dejándolas otros 2 minutos.
Retiramos, emplatamos y añadimos la sal Maldon.
Son ideales como dips para el guacamole.