Belén Gil
Los vegetarianos cargamos a veces con el estigma de que siempre comemos lo mismo, o que nuestra dieta no es variada (Señor, dame paciencia…)
Con esta receta, queda patente que es cuestión de echarle imaginación a la cosa: hemos conseguido unas hamburguesas deliciosas, con ingredientes que a simple vista no ligan…pero que son todos saludables, y equilibran la receta. ¿Os atrevéis?…
Ingredientes (para 15 unidades)
- 1/2 coliflor
- 150g de queso blanco tipo Burgos
- 50g de pan rallado
- 50g de harina de avena
- 100g de harina de garbanzo
- 2 huevos
- 2 cucharadas de salsa de tomate casera
- sal
- aceite de oliva virgen extra
Preparación
Cortamos la coliflor a trozos, y la cocemos al vapor durante 10 minutos. Reservamos.
En un robot de cocina, ponemos todos los ingredientes y añadimos la coliflor cocida. Trituramos 15 segundos a velocidad media. No interesa que quede como un puré, ha de tener un poco más de consistencia.
De todas formas, veréis que no se puede dar forma con las manos, es normal…
Ponemos una sartén antiadherente al fuego y calentamos. Añadimos un poco de aceite de oliva virgen extra para que queden doraditas, pero sin llegar a freír…solo un poco de aceite, que nos conocemos…
Vamos añadiendo, con la ayuda de una cucharada sopera, la masa a la sartén. Una cucharada llena = una hamburguesa. Dejamos caer la bola de masa, y la aplanamos con la ayuda de la cuchara. Podemos ir haciendo unas 3 a la vez…
La doramos bien, veréis que coge consistencia y le damos la vuelta, para dorarla por el otro lado. Y así, vamos repitiendo hasta que tenemos las 15 unidades.
La ración son dos unidades, si os sobran, una vez cocinadas, se pueden congelar. Yo las congelo de 2 en 2, y el día que las quiero consumir, sólo tengo que descongelarlas unas 12 horas en nevera (las saco el día antes), y después calentar, bien con un golpe de calor en la sartén o bien en el microondas, a temperatura baja (no se trata de volver a cocerlas!).
Nos aportan proteínas de buena biodisponibilidad, a través de los huevos, el requesón y la harina de garbanzos, mientras que los hidratos de carbono también provienen de buenas fuentes: la harina de avena y el pan rallado (si en casa consumís pan de buena calidad, es cuestión de aprovechar el que queda duro, y rallarlo en el robot de cocina 😉 ), y además…comemos verdura, ¡gracias a la coliflor! Completo, ¿no?