Carmen Raya Saavedra
Cuando pensamos en una hamburguesa solemos pensar en una comida grasienta y poco saludable, pero ¿porqué no verla como una buena forma de introducir una ración de carne?
Si la hamburguesa es de calidad puede ser una buena alternativa para salir de la monotonía de la típica pechuga de pollo a la plancha.
La mejor opción será comprar la carne, picarla y hacer nuestra propia hamburguesa, pero algunas hamburguesas comerciales pueden ser aceptables.
Si os apetece hacer vuestra propia hamburguesa de pollo podéis hacerla siguiendo la receta de nuestros nuggets de pollo con queso de cabra pero dando forma de hamburguesa y obviando la parte del rebozado.
Y si la queremos comprar, ¿cómo sabemos si una hamburguesa comercial es nutricionalmente aceptable? Como siempre, mirando el etiquetado o en su defecto preguntando en la carnicería.
En el caso de guiarnos por el etiquetado, lo ideal es que el primer ingrediente sea «carne de» pollo, pavo, ternera… Y este sea superior al 85%.
Siempre será mejor optar por carnes blancas, como el pollo o el pavo. Pero una hamburguesa de calidad de ternera de vez en cuando, por ejemplo una vez al mes también, tampoco va a resultar un problema.
Respecto al pan, lo ideal es que sea integral, pero si usamos panecillos de pan blanco tampoco va a ser el mayor de nuestros problemas… Hoy no me voy a poner quisquillosa con eso 😛
Lo que sí que es importante es con que la acompañamos. Por lo tanto… ¿Con que la vamos a acompañar? Pues… ¡Con verduras!
Mi propuesta es añadir dentro del pan de hamburguesa cebolla caramelizada sin azúcar añadido, rúcula, canónigos, brotes tiernos o cualquier hoja verde, y tomate a rodajas.
Opcionalmente podéis añadir una lonchita de queso.
Y nada de acompañar con patatas fritas que nos conocemos. Mucho mejor acompañarla de una buena ensalada